Cierto que mi tiempo es limitado, estoy totalmente convencido.
Por eso dedico tiempo de calidad a conocer quien realmente soy
y a convertirme en la persona que deseo ser.
Y alimento mi mente y espíritu
con información saludable que provee conocimiento exacto
y me enriquezco con el ejemplo
y experiencia de quienes han vivido y viven una vida ejemplar.
Entreno a mi corazón para que me impulse con su vitalidad en el
camino de una vida con propósito.
Siempre escuchando a mi conciencia
entrenada por la sabiduría divina;
y utilizando mi capacidad racional,
con mis facultades perceptivas entrenadas para distinguir lo correcto de lo incorrecto.
Evito dejarme deslumbrar por las bellas y elegantes
palabras de la sabiduría humana ya que estas solo favorecen una vida que acaba en muerte.
Todos sentimos en nuestro interior el deseo de
una vida sin fin, y ciertamente esta no puede
proceder de un corazón
imperfecto; sino del Creador de la vida humana, el único capacitado para conceder la vida eterna.
Esa es la meta que me he fijado
y tras la que voy y tras la que iré mientras
consumo lo que me queda
de esta vida fugaz y llena de preocupaciones.